Scene 1

Premio
Christian
Andersen
La
Lygia Bojunga
GRU P o
norma
030

Scene 2

Contenido
Los deseos
La bolsa amarilla
El gallo
Historia del gancho de pafial
La vuelta de la escuela
El almuerzo
Terrible se marcha
Historia de un gallo de pelea
y de un carrete de hilo fuerte
Comencé a pensar diferente
En la playa
7
23
33
45
49
69
91
99
111
135

Scene 3

1. Los deseos
engo que encontrar un lugar para
esconder mis deseos. No digo un deseo
flaco, pequefiito, como tomar helados a
todas horas, escaparse de clase de mate-
måticas, comprar zapatos nuevos porque
no aguanto mås los mfos. Deseos asi todos
los pueden ver, no me preocupa en 10 mås
mfnimo. Pero los otros —los tres que de
repente van creciendo y engordando toda
la vida— ah, esos no los quiero mostrar
mås. De ninguna manera.
No sé cuål de los tres me confunde mås.
A veces creo que es el deseo de crecer de

Scene 4

8
una vez y dejar de ser nifia. Otras Veces
creo que es el deseo de haber nacido
nifio en vez de nifia. Pero hoy me estä pa-
reciendo que es el deseo de escribir.
He hecho todo para librarme de ellos.
iSirvi6? iHmm! Es cuesti6n de que me dis-
traiga un poco y al momento se aparece
alguno. Ayer mismo estaba comiendo y
de pronto pensé: Dios, faltan tantos afros
para que me vuelva grande. Con eso bast6:
el deseo de crecer comenz6 a engordar, y
tuve que salir corriendo para que nadie 10
viera.
Hace mucho tiempo que tengo el deseo
de ser grande y de ser hombre. Pero fue
solamente el mes pasado cuando el deseo
de escribir empez6 a crecer también. Las
cosas pasaron asf:
Un dfa me puse a pensar qué iba a ser
yo mås tarde. Resolvf que iba a ser escri-
tora. Y empecé a fingir de una vez que ya
era. Solamente por entrenar. Comencé es-
cribiendo unas cartas:
Querido Andrés:
Estoy con ganas de charlar. Pero nadie
hace caso. Todos dicen que no tienen tiempo.
Pero se sientan a ver televisi6n. Queria con-
tarte mi Vida. iPuedo?
Un abrazo de Raquel.

Scene 5

A1 Otro dfa, cuando fui a ponerme los
apatos, encontré dentro de uno la res-
)uesta:
puedes.
Andrés.
Hasta parecfa un telegrama, de esos que
escribimos muy cortos para ahorrar dine-
ro. Pero no hice caso. Escribi de nuevo:
Querido Andrés:
Cuando naci mis dos hermanas y mi her-
mano ya tenian Tliås de diez anos. Creo que
es por eso que nadie aqui en casa tiene pa-
ciencia conmigo: todos son grandes desde
hace mucho tiempo, menos yo. No sé cuåntas
veces le oi decir a mis hermanos: "Raquel na-
ci6 por casualidad. Raquel naci6 cuando ya
no era hora. Raquel naci6 cuando mamå no
estaba ya en condiciones de tener un hijo".
Estoy sobrando, Andrés. Desde que naci estoy
sobrando. [No te parece? Un dia les pregun-
té: iPor qué marnå no estaba en condiciones
de tener un hijo?" Ellas me contestaron que
mamå trabajaba demasiado, ya estaba can-
sada, y que adernås en casa no habia dinero
Para educar bien a tres hijos, qué decir cuatro.
Me quedé pensando: "i Y si ella no queria mds
hijos, por qué naci yo?" Pensé mucho en eso,
isabes? Y terminé opinando que una persona
9

Scene 6

10
solamente debe nacer cuando la madre de e,
persona quiere que nazca. INO crees?
Dos dfas después Ileg6 la respuesta.
taba escrita en una esquina del papel qu
envolvfa el pan:
Creo.
Andrés
No me gust6 nada recibir Otra vez ur
telegrama en lugar de una carta. Pero
pesar de eso seguf contåndole mi Vida:
iHOla, Andrés!
No puedo negar que mi familia se las arre-
gla bien: mi papå y mi mamå trabajan, mi
hemano estudia en la universidad, mi her-
mana mayor también trabaja. Solamente los
veo por la noche. Pero mi Otra hermana ni
trabaja ni estudia, y por eso andamos siempre
Peleando. iSabes qué dice? Que ella manda
en mi, asi de simple. No puedo traer a casa
una amiga: mi hermana se pone las manos en
la cabeza, y alega que los nifios hacen baru-
110. Nunca puedo ir a visitar a alguien: ella
sale, le echa llave a la Puerta, dice que va a
hacer mercado (mentira, va a reunirse con
sus amigos) y yo me quedo aqui, trancada,
Para atender al teléfono y decir que ella no se
demora. Ganas no me faltarian de saltar por
la ventana, pero ni eso puedo: sexto Piso.
Esa hermana de la que te hablo es bonita

Scene 7

de verdad, tendrias que verla. No sé qué es
mås.• si bonita o presumida. Imaginate que
el Otro dia me dijo: "Soy tan bonita que no
necesito estudiar ni trabajar: me sobran los
hombres que quieren sostenenne; puedo dar-
me el lujo de escoger".
Yo me inventé entonces que Roberto (un
chico ricachön que le gusta mucho) habia
hablado mal de ella. "iSabes qué anda di-
ciendo?" —le dije— "Que eres tan burra
que hasta das Pena". No te cuento los cos-
corrones que me Ilevé. Y esa noche, cuando
los Otros Ilegaron (me fui temprano a la carna
porque me olfa 10 que iba a pasar), ella les
dijo que yo seguia siendo la mayor inventora
de chismes del mundo. Y, claro, todos se pu-
sieron en contra mia. Me dormi muy triste,
con un gran disgusto de ser nifia cuando seria
tan estupendo ser grande. Y no es que por
gusto hubiera inventado nada, la cosa saliö
sin querer. Sale siemPre asi, sin querer, iqué
culpa tengo? i Y siemPre resultan aquellos lios,
es terrible! Oye, Andrés, ime haces un fa-
vor? Deja ya esa mania de los telegramas y
dime qué hago Para no crear mås lios. POR
FAVOR,
Raquel.
Esperé la respuesta no sé cuåntos dfas.
Hasta que una tarde hubo un ventarr6n
tremendo. La ventana del cuarto estaba
11

Scene 8

12
abierta, entraron hojas, polvo, y un Papel
escrito con la letra de Andrés. Vibré: era
una carta de verdad, hasta mås grande
que las mfas:
Querida Raquel:
Para decirte la verdad yo no queria meter-
me en esa historia: una vez me Puse a desen-
redar el problema de una amiga mia y acabé
enredåndome yo también. Pero dijiste POR
FAVOR, y resulta bastante ruin no atender
a un favor pedido con letra tan grande. Asi
que pensé mucho, y acabé por creer que Para
evitar mås lios debes hacer 10 siguiente: de
ahora en adelante inventa sölo cosas inven-
tadas, ientiendes 10 que digo? Si inventas una
historia con gente que no existe, apuesto que
a nadie le importa. Si tu familia se molesta es
porque en medio de la invenci6n metes al no-
vio de tu hermana, o, por decir algo, al gato
de la vecina, o a la tia Brunilda, o no sé a quién
rnås. Pero si inventas una historia con gente
inventada, con una casa inventada, con ani-
males inventados, con todo inventado, apues-
to a que no te dan mås coscorrones ni...
Estaba tan interesada en la carta de
Andrés que no me habfa dado cuenta de
que mi hermano estaba deträs de mf, le-
yendo también. Me arranc6 la carta.
—iQuién es Andrés?
—Nadie. Andrés es inventado.

Scene 9

Scene 10

14
Mi hermano puso aquella cara de des_
confianza que conozco tan bien.
—Ya vas a empezar, ieh?
—Palabra de honor. Tengo la mania
de coleccionar nombres que me gustan•
y me gusta mucho Andrés. Entonces, un
dfa que no tenfa con quien conversar, me
inventé un nifio para el nombre. Un nifio
estupendo: dos afios mayor que yo, pelo y
Ojos negros, y que piensa igual a mf. Ahf
fue cuando comencé a escribirle cartas.
—Oye: ipor qué piensas que te voy a
creer esa historia?
—Pues porque es verdad.
—iEs tu novio?, icompafiero de la es-
cuela?
—iC6mo va a ser? Te estoy diciendo
que es inventado. Invento d6nde me va
a escribir, invento 10 que va a decir, 10 in-
vento todo.
Mi hermano hizo cara de burla:
—i Y por qué inventaste un amigo, en
vez de una amiga?
—Porque me parece mucho mejor ser
hombre que mujer.
El me mir6, muy serio. De repente ri6:
—iPara todo?
—Sf. Ustedes pueden hacer un mont6n
de cosas que nosotras no podemos. Mira:
en la escuela, cuando hay que escoger un

Scene 11

jefe para los juegos, siempre es un nifio. Ni
que fuera jefe de familia, que también es
el hombre siempre. Si quiero jugar al füt-
bol, que es el juego que mås me gusta, to-
dos me apartan y dicen que es un juego de
hombres; si quiero elevar una cometa, es
10 mismo. Y, asf por el estilo, no sé cuån-
tas burradas: todo el mundo estå siempre
diciendo que ustedes son los que tienen
que estudiar, que ustedes son los que van
a ser jefes de familia, los que van a tener
responsabilidades, los que van a tener
todo. Hasta para pensar en matrimonio
—icrees que no me doy cuenta?—
. tene-
mos que esperar a que ustedes decidan.
Siempre estamos esperando a que ustedes
nos resuelvan las cosas. [Quieres que te
diga algo? Me parece malfsimo haber na-
cido nifia.
Mi hermano ni siquiera se molest6.
[Pero por qué 10 iba a hacer? Yo estaba di-
ciendo que ser hombre era bueno... Pensé
que tal vez iba a querer conversar conmi-
go, pero solamente dijo:
—Ahora cuéntame, iquién es Andrés?
Casi me fui de espaldas:
—iPero si ya te conté!
—Cuéntamelo mejor. No me estå con-
venciendo nada que ese tal invento tuyo
sea solamente para poder charlar.
15

Scene 12

16
—Bueno, solamente solamente, no.
—iAh!...
—iAh, qué?
—Cuenta.
—Pues mira: Resolvf que voy a ser es-
critora, isabes? Y las escritoras tienen que
Vivir inventando gente, direcciones, telé-
fonos, casas, calles, un mundo de cosas.
Por eso inventé a Andrés. Para irme en-
trenando desde ahora. Asf de sencillo.
Entonces mi hermano hizo cara de dis-
gusto y dijo que de nada servfa conversar
conmigo porque yo nunca decfa la verdad.
Me puse muy mal:
—Por Dios, icuåndo van a creer en mf?
Si estoy diciendo que quiero ser escritora,
es porque de verdad quiero.
Deja esas ideas para después, ieh?
Y en vez de gastar el tiempo en bobadas,
dedfcalo a estudiar mås. iAh! Y escucha:
no quiero ver Otra carta de Andrés, [en-
tiendes?
Lo que entendf es que ya no habfa nada
que yo pudiera decir. Ni siquiera respondf.
Y cuando él sali6 del cuarto escribf a toda
prisa una nota:
No resulta, Andrés: los grandes no nos
entienden. Creo que es mejor que no te es-
criba mås.

Scene 13

Scene 14

18
Y asi fue: nunca mås le escribf.
Pasé un tiempo sin escribir ninguna
carta. Pero un dfa no tenia nada que hacer
y pensé: "Ah, [y al fin de cuentas, por qué
no?" Busqué en mi escondite de nombres,
cogf uno que adoro, inventé una amiga
para él, y comencé a escribirle:
Lorelai:
Todo era tan lindo cuando vivia en el
campo. La casa tenia un patio con millones
de cosas, tenia hasta un gallinero. Yo con-
versaba con todos, gallinas, Perros, gatos, la-
gartijas, conversaba con tanta gente que ni te
imaginas, Lorelai. Habia årboles Para subir,
un rio que pasaba por el fondo, habia tanto
escondite bueno que me podia haber queda-
do escondida toda la vida sin que nadie me
encontrara. Papå y mamå vivian riéndose,
tomados de la nuno, era lindo de ver. Aho-
ra todo es distinto: andan siempre de mala
cara, pelean, discuten por cualquier cosa. Y
claro, después todo el mundo queda enfada-
do. Un dia les Pregunté: "Qué es 10 que estå
Pasando, que a cada momento se Pelean?" i Y
sabes qué me contestaron? Que eso no debia
importarle a los nifios. Y 10 Peor es que ese
asunto de los disgustos en casa me pone muy,
muy triste. Me gustaria tanto encontrar un
remedio Para olvidarme de las peleas y de las

Scene 15

malas caras. iSerå que tü me puedes dar ese
remedio?
Un beso de Raquel.
Ella escribi6 la respuesta en la filtima
hoja del cuaderno de comunicaci6n:
Querida amiga:
Creo que el unico remedio es que vuelvas
al patio de tu casa. Allå andan todos de la
mano, no hay peleas ni caras feas, y adernüs
tienes gato, rio, gallinero. Apuesto que hasta
conejos tienes.
L.
Terminé de leer y le respondf, dicién-
dole que sf, que tenfa conejos, pero que
ése no era el remedio. iC6mo podfa volver
al patio? iSola? iPensaba que me iban a
dejar? A1 Otro dfa, cuando entré al ascen-
sor, encontré un papel cafdo en el suelo.
Era una nota de Lorelai:
Raquel:
Te escapas y listo.
Un beso de Lorelai.
La cosa comenz6 a calentarse: Le es-
cribf diciendo que muy bien, que me iba:
pero si ella venfa conmigo. Ella acept6.
Entonces inventé el viaje. Fue cuando a
mi hermana le dio por ordenar el armario
y encontr6 las cartas detrås de la gaveta.
iEl escåndalo que arm6! "iQuién es esa
19

Scene 16

20
tal Lorelai que te quiere ayudar a huir de
casa?" Empecé a explicarle que Lorelai
era inventada, que el viaje era inventado
que... pero ella ni me dej6 acabar. Dijo que
yo era un caso perdido, me dio un tir6n de
orejas, le Ilev6 la queja a papä, todos se
pusieron de nuevo contra mf, y yo empecé
a sospechar que no se puede ser nifia y es-
critora a la vez. Desistf de escribir cartas.
Me pasé un mont6n de dfas pensando
en mi familia, para ver si entendfa por qué
se enfadaban tanto conmigo. Acabé de-
sistiendo también: la gente grande es muy
diffcil de entender. Pero en compensaci6n
tuve una idea: "i Y si escribo una novela?
Nadie se va a poder enfadar, porque todo
el mundo sabe que una novela es la cosa
mås inventada del mundo".
Me pareci6 una idea estupenda y es-
cribf la novela. Pequefia. Pensé que para
comenzar era bueno hacer una que fuera
pequefia. Era la historia de un gallo llama-
do Rey —un gallo muy, muy bonito— que
un dfa siente unas ganas Iocas de dejar la
vida de gallo. Vivfa en un gallinero con
quince gallinas, pero a él no le gustaba dar
6rdenes y pensaba que eran demasiadas
gallinas para un s610 gallo. A decir ver-
dad, le aburrfa ser el jefe de una familia tan
rara. Entonces resuelve huir del gallinero.

Scene 17

Pero tiene miedo de que todos se pongan
contra él. Y se pasa la novela entera en
aquella duda de si huye o no huye. A1 fi-
nal de la historia, resuelve 10 siguiente: si
no querfa Vivir esa clase de Vida, no habfa
mås remedio que huir, y bien pronto. Y
21
entonces huye.
Era un domingo cuando acabé la his-
toria. Me llamaron para ir a cine. Salf a las
carreras y dejé la novela en el cuarto. Mi
hermana la vio y la ley6. (Cuando volvf
a casa me pregunt6: "iC6mo haces para
pensar tantas tonterfas, Raquel?"). Le
hizo gracia y se la pas6 a mamä para que
la leyera.
Y mamå se la pas6 a papå.
Y papå a mi hermano.
Y mi hermano a mi Otra hermana.
Y ella a una vecina.
Y la vecina al marido, que ademäs es el
sfndico del barrio.
A1 regreso del cine encontré a todo el
mundo riéndose de mi historia. Aquello
era una broma de nunca acabar sobre
gallos, gallinas y gallineros. Y 10 peor era
que no se refan solamente de la historia:
se refan también de mf, y de las cosas que
yo pensaba.
Me fue dando tal rabia de haber dejado
la novela en el cuarto que de repente, sin

Scene 18

22
pensar en 10 que estaba haciendo, cogi la
novela y la rompf. Rompf el gallo llamado
Rey, la familia rara que tenia, rompf todo
el gallinero con todo 10 que habfa aden-
tro. Resolvf que hasta el dfa en que fuera
grande no iba a escribir nada mås. S610 los
deberes de la escuela, y ya era mucho.
Y fue a partir de aquello cuando el de-
seo de ser escritora comenz6 a engordar,
igual o mås que los otros dos.
Si la gente aquf de casa ve mis tres
deseos engordando de esa manera, y cre-
ciendo como globos, apuesto a que se van
a refr. No entienden esas cosas, dicen que
son nifierfas, no las toman en serio. Tengo
que encontrar de prisa un lugar para es-
conder los tres: si hay algo que no quiero
ya es ver a los grandes riéndose de mf.

2021-08-16 13:52

Page 1 (0s)

Page 2 (7s)

Page 3 (20s)

Page 4 (46s)

Page 5 (1m 32s)

Page 6 (2m 20s)

Page 7 (3m 9s)

Page 8 (4m 2s)

Page 9 (4m 54s)

Page 10 (5m 2s)

Page 11 (5m 46s)

Page 12 (6m 35s)

Page 13 (7m 20s)

Page 14 (7m 26s)

Page 15 (8m 20s)

Page 16 (9m 5s)

Page 17 (9m 57s)

Page 18 (10m 44s)